Criar a un hijo y emprender un negocio no son actividades tan diferentes como podrías pensar.

En realidad, lo que aprende una mujer ejerciendo la maternidad le ayuda a aprender a establecer metas, a soportar la presión de echar a andar un negocio y ser una emprendedora productiva.

Según estudios de la Fundación Kauffman y la compañía Dow Jones, las empresas con capital de riesgo encabezadas por una mujer producen ingresos 12 por ciento más altos y requieren un 30 por ciento menos de capital inicial.

Si esto no es eficiencia en gestión de procesos y costos, entonces ¿qué lo es?

Una madre emprendedora desarrolla estas cinco habilidades básicas sin tener que salir del hogar:

1. Trabajar bajo presión

Un ejemplo como tantos en el hogar: es hora de salir por la puerta rumbo al trabajo y uno de tus hijo no puede encontrar su camiseta de la escuela. 

Mientras le ayudas a buscarla, observas el reloj y sabes que vas a llegar tarde para una reunión.

Cuando tomas el celular para enviarle un mensaje de texto a tu jefe avisándole que te demorarás, encuentras uno de la niñera notificándote que está enferma y no irá a trabajar.

Te sorprendería lo similar que es esta situación de crisis doméstica a la gestión de una empresa y cómo resolverla representa una preparación valiosa.

2. Habilidad de negociación

¿Crees que es difícil vender una solución a un cliente potencial o simplemente negociar un acuerdo? Trata de convencer a un niño terco de cinco años de que las verduras son sabrosas.

Créeme, si tienes niños, ya debes ser una gran negociadora. En comparación con cerrar un acuerdo de negocios, es pan comido.

3. Creatividad y capacidad de colaboración

Al ser una emprendedora con recursos financieros mínimos, es vital tener la capacidad de proponer estrategias creativas y de poder acceder a los conocimientos, conexiones y recursos de otras personas.

Puedes preguntarle a tu vecina “¿dónde encontraste ese producto que limpia tan bien y es tan barato?” o “¿cómo consiguiste el equipamiento para bebé de segunda mano?” Algo parecido deberás hacer como emprendedora.

4. Dejar de lado el ego

Los mejores emprendedores son inteligentes, ingeniosos y muy trabajadores. Sin embargo, como saben lo maravillosos que son, a veces desarrollan grandes egos y pueden llegar a ser arrogantes, demasiado agresivos y hasta molestos.

Si eres la persona que administra a tu familia, sabes que el ser inteligente no siempre se trata de tener la razón. Hay momentos en que es importante ganar una discusión, y otros en que es necesario dar marcha atrás si es lo más conveniente a futuro.

Poder dejar tu ego a un lado al administrar tu negocio es esencial para poner a la gente de tu lado.

5. Soportar los altibajos

Muchos fundadores de empresas describen la vida del emprendimiento como una montaña rusa. Un día, se obtiene una buena crítica en el periódico o surge una gran oportunidad de negocio, y al otro un inversionista se retracta o el sistema se bloquea.

Mientras que un emprendedor siempre tiene la opción de rendirse y tirar la toalla, una madre no puede renunciar a su hijo. Las situaciones buenas y malas también se viven en familia y hay grandes altibajos, solo que en temas familiares y en especial con los hijos no se puede renunciar, se debe perseverar.

Esta actitud, llevada a tu empresa, significa que en lugar de decidir cerrar ante las dificultades, te estarás preguntando “¿cómo puedo hacer crecer mi negocio?”

Si llevas a tu empresa todas estas enseñanzas de vida, ya habrás recorrido un buen trecho del difícil camino de ser emprendedora.

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