La publicidad es diferente para cada tipo de producto y, cuando se trata de promover productos de consumo masivo, debes aplicar las mejores prácticas de marketing específicas para diseñar una campaña exitosa.
Hoy en día, muchas empresas caen en el error de pensar que el entorno del consumidor no ha evolucionado en los últimos 10 años, sin saber que las tendencias de marketing llegan a cambiar incluso día a día.
Y bajo esta idea errónea promueven productos de consumo masivo como si no hubiera ninguna variación y sin ni siquiera idear un plan de marketing.
Las empresas que sí están evolucionando son aquellas que entienden, primero que nada, el entorno cambiante del consumidor y que definen una estrategia de marketing adecuada a las necesidades de cada segmento al que van dirigidos.
La tendencia ha sido muy clara en los últimos años: los consumidores rechazan los mensajes comerciales masivos y optan por prestar mayor atención cuando están más focalizados a su entorno.
Productos masivos, público selecto
Si lo que vamos a vender son productos masivos como refrescos, leche, detergentes, entre otros, tenemos que determinar claramente cuál es nuestra audiencia.
Los expertos recomiendan que una buena campaña empieza con una lista bien enfocada y clara del público meta al que se quiere llegar.
Esta definición empieza desde los canales por medio de los cuales queremos dar a conocer o promover el producto, los ofrecimientos específicos de cada campaña y las métricas que debemos aplicar para medir el éxito o no de la campaña.
Si no tenemos una definición clara de la audiencia a la cual queremos llegar, entonces ninguna campaña tendrá éxito.
Si vamos a anunciar la marca de un refresco, por ejemplo, tenemos que definir el mercado objetivo, ya sea de jóvenes en la playa o en un evento musical masivo.
Lenguaje claro y creativo
Una vez definida la audiencia, el siguiente factor importante es el mensaje que queremos hacer llegar. Para ello, el lenguaje que se emplee deberá ser contundente, claro, conciso, pero, sobre todo, creativo a fin de que deje huella en la mente de la audiencia a la que nos dirigimos.
Por ejemplo, el consumidor actual quiere un lenguaje personalizado, claro, sin rodeos, tal y como lo leen diariamente en redes sociales, donde mientras más sencillo sea, mejor lo entenderán.
No hay espacio para usar un lenguaje rebuscado ni para usar palabras elegantes que solo confunden a la audiencia elegida.
Una mezcla de creatividad con lenguaje sencillo y provocativo nos lleva al camino que buscamos para posicionar la marca.
Medir constantemente el contenido
Nada de esto funciona si no estamos midiendo constantemente el éxito de nuestros mensajes.
Una estrategia de marketing obligadamente debe contener mediciones claras de nuestras campañas, las cuales se logran a través de métricas que nos muestren la rentabilidad y la eficiencia de los mensajes.
Si no hay medición, no podremos saber qué sí funciona y qué está mal en nuestro plan de marketing.
Las mediciones deben incluir necesariamente datos. Para nuestra fortuna, las herramientas tecnológicas son las mejores aliadas para hacer un cruce y lectura exacta de las cifras que producen las campañas.
Las respuestas a nuestros mensajes quedan plasmadas en las herramientas tecnológicas y no debemos desprendernos de ellas.
Diseña tu estrategia de marketing de productos masivos con base en una planeación y objetivos bien definidos.
Si no hay claridad en estos puntos, tu campaña seguirá siendo como las de hace 10 años en una época distinta, donde ahora todo es medible.