Despertar las emociones de los clientes es una táctica útil para captar su interés e influir en su proceso de compra.

Dar una vuelta por una plaza comercial indiscutiblemente nos activa detonantes emocionales de todo tipo.

Lo mismo nos puede causar asombro un artículo de lujo por su costo tan elevado, que deseo por una prenda de moda o satisfacción por saber que nos hemos llevado un producto a un muy buen precio.

El solo hecho de acudir a ese centro comercial o de navegar en sitios que ofrecen productos llamativos nos muestra que, cuando se trata de hacer una compra, se detona toda una serie de emociones en los consumidores que producen resultados diferentes.

Por naturaleza, estamos condicionados a manifestar diferentes formas de conducta y de sentimientos cuando nos enfrentamos a los mensajes de la mercadotecnia, situación que de ninguna manera es pasada por alto por los expertos en la materia.

Apelando al sentimiento

Los mercadólogos siempre estarán apelando a las emociones en el proceso de compra de los consumidores, y para ello existen numerosas estrategias y tácticas que, con el paso del tiempo, se deben ir adecuando a las necesidades cambiantes del público meta.

Lo primero que se debe considerar es que los consumidores, aun cuando estén influenciados por cálculos y análisis de costos de lo que van a adquirir, tomarán la decisión final influenciados por la emoción y el sentimiento.

Identificar -y aplicar- las emociones en campañas de marketing es clave, y para entenderlas hay que estar en ambos lados: como vendedor y consumidor.

Como vendedor, tenemos que encontrar la manera de transmitir sentimientos y con base en ellos ponerlos en acción. Como consumidor, tratar de comprender los mensajes que recibimos y analizar si realmente nos mueven a comprar con el sentimiento.

Identifica los detonantes

Los especialistas recomiendan identificar los activadores de emociones que, si se saben aplicar atinadamente, nos pueden llevar al objetivo final: incrementar las ventas.

Básicamente, estos son:

  1. Confianza. Las empresas deben inspirarla y mostrar que no ocultan nada a sus clientes. A mayor información del producto, mayor generación de confianza.
  2. Tiempo. Hoy, los consumidores tienen que administrar mejor sus actividades y el tiempo de compra es clave. Nada mejor que darles celeridad a lo que necesitan.
  3. Tendencia. Para despertar emociones en los clientes hay que hacerlos sentir a la moda. “Consumir tal producto está de moda y no debes quedarte fuera”.
  4. Valor. Resulta muy convincente transmitir la emoción al comprador de que el producto que acaba de adquirir “no lo va a encontrar mejor en ninguna otra parte”.
  5. Pertenencia. Formar parte de un grupo selecto de consumidores que se da el lujo de comprar un producto que le da un “sello de exclusividad” es apelar a un sentimiento de autoconfianza y superioridad.

Por supuesto que podemos apelar a muchos razonamientos, pero, como bien lo establecen los expertos, en las decisiones de compra prevalecen lo que captamos con nuestros sentidos y transformamos en emoción.

La clave en el marketing emocional es saber llegar a ellos con información y tácticas debidamente encaminadas a generar reacciones que se traduzcan, finalmente, en mayores ventas.

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